El Belén Salzillo

? El Belén de Salzillo. Una joya belenística del barroco ❤️

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Salzillo: Un murciano universal

Contemplar el Belén de Salizillo es transportarse a la Murcia del siglo XVIII, tiempo en que el escultor Francisco Salizillo trabajó en su taller de artesano en Murcia. Las figuras modeladas en arcilla. tienen un tamaño de 30 centímetros y están inspiradas en los campesinos y gente del pueblo llano. Se cuenta, que Salizillo solía dejar su taller a gente humilde para que pudiera tener un techo donde cobijarse. A alguno de esas personas le sirvieron de modelo en sus esculturas.

Salzillo hombre de profundo sentimiento religioso supo captar la esencia misma del alma de sus personajes, incluso en las figuras pequeñas de terracota, que forman su belén.

Comienzo del belenismo en España

El belén comenzó a ponerse de moda en la España del rey Carlos III y el de Sazillo pronto se convirtió en un referente decisivo en el belenismo español.

El belén encargado por el noble murciano Jesualdo Riquelme y Fontes a Salzillo lo ejecutó entre 1776 y 1783 y a la muerte del maestro su discípulo Roque López fue encargado de terminarlo.

En las 556 figuras de que consta el belén se muestra una amplia galería de tipos humanos. Auténticos retratos costumbristas donde conviven la refinada nobleza local con los rudos pastores y labriegos con un muestrario de gestos y actitudes.

Su obra dejó impronta entre los artesano belenista murcianos y por ello podemos decir que hoy Murcia es un referente mundial en la producción de belenes.

Que es un belén

Un belén es sencillamente la representación escultórica y figurativa del hecho histórico del nacimiento de Jesucristo.

Por consiguiente un momento de la Historia de la Humanidad en un tiempo y en un espacio determinado.

Sin embargo, ese solo instante ha dejado tal huella en la conciencia colectiva de los pueblos que, traspasando las fronteras..

Ese hecho histórico que comenzó a representarse en la Nochebuena de 1223, en una cueva próxima a la ermita de Greccio (Italia) realizado por san Francisco de Asís. Ha ido derramándose por el mundo.

Por tanto, esa representación fue origen de muchas otras impregnadas de variados matices artísticos, culturales y religiosos.

Un belén quiere representar la vida humana

 

Porque en un belén se intenta representar la sociedad, la vida humana en todas sus variadas tonalidades y colores.

Cuando montamos un belén hemos de intentar, reflejar la antropología propia de cada pueblo, por tanto un relejo fiel de un mundo real.

Por lo tanto, un belenista al instalar un belén tiene que ingeniárselas para que todo parezca la realidad misma.

Pero para hacer un belén hay que crear la atmósfera misma, el aire mismo; crear el cielo y las estrellas y su luna de cuarto creciente.

Debemos crear la tierra y hacer brotar de ella las plantas y las aguas; dirigir los ríos y poblar sus orillas de musgo, arena y piedrecitas.

Tenemos que horadar cuevas y llenarlas de vida y de calor. Hay que colocar las casas y castillos, los arcos y murallas.

Las figuras hay que colocarlas en coherencia con la escenificación

A sí mismo, hay que escenificar con figuras cuanto ha creado el hombre desde el nacimiento de Cristo: el huerto, el lagar, la fragua, el molino, el horno o el telar.

El artesano fabrica al hombre: sus tipos, sus edades, sus gestos, sus vestidos; su aire; su andar y su reposo; sus juegos y sus oficios, que el belenista colocará para que todo sea coherente.

Colocamos al pastor con su zurrón, o el mercader que arrear la recua cargada de baratijas; mientras el ciego extiende su mano en el vacío.

El posadero asomado a la ventana con su candil; la mujer recogiendo la ropa tendida y colocándola en su canasto .

El herrero alzando su martillo y el alfarero girando su torno haciendo vasijas.

También situamos a los reyes magos montados en sus camellos atravesando el desierto siguiendo la estrella y acompañados de criados y pajes.

El misterio es el centro del belén

Pero toda esta re-creación de lo humano en un pequeño espacio estaría de más si faltase el misterio del hogar, el gozo de la maternidad y la alegría y expectación del nacimiento, porque no puede haber belén sin portal y donde hay portal hay ya un belén.

Y en ese portal encontramos a la Madre acunando el Niño en sus brazos acunarlo bajo la mirada atenta de José, y los pastores; y nos unimos a la miríada de Ángeles para cantar: Gloria a Dios en en cielo y en la tierra paz a los hombres en los que Él se complace.

Porque la vida no es otra cosa sino un belén, y Dios el belenista.

Nosotros somos esas figurillas de barro que hemos sido colocados en el belén de l tierra para darle la gloria a Él.

Ahora te deseo que la luz del belén ilumine tu camino para que puedas llegar a la gloria que contemplamos con los ojos de la Fe y que nos dicen que todo es patrimonio de la divinidad.

La historia del Nacimiento de Jesús y el belén

La historia del nacimiento de Jesús y todas los hechos que lo rodearon, tales como la anunciación a los pastores y la adoración de los Reyes entre otros, son escenas que habitualmente se representan en el arte del belenismo.

El belenista utiliza los Evangelios de Canónicos de Mateo y Lucas y su imaginación para instalar el belén.

El en la Catacumba de Priscila aparece la Virgen con el Niño en brazos y a su lado el profeta Isaías apuntando con el dedo hacia una estrella.

Será San Francisco de Asís quien después de viajar a lo santo lugares en la cueva de Greccio prepara una representación viviente de un pesebre con el buey y el burro. A partir de ese hecho el belenismo se extendió por todo el orbe.

Cuenta una leyenda que debido al frío el muñeco elegido para representar al Niño Jesús y en la hora del nacimiento los asistentes aseguran que vieron como el muñeco comenzó a llorar.

Definición del belén o pesebre

El catalán Joan Amades define el belén o pesebre de la siguiente manera:

«Entendemos por pesebre (o belén) la representación plástica y objetiva del nacimiento de Jesús mediante la disposición de un país visto de manera panorámica, en el que se sitúa una diversidad de figuras móviles que se pueden mover y alterar de sitio a gusto del que hace el pesebre.

Toda otra figuración del nacimiento de Jesús, representada en pintura, vidriería, bajo relieve o cualquier otra manifestación artística que no reúna las condiciones indicadas, no puede ser considerada como pesebre»,

 

 

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