En este cuento podrás descubrir
Desde BelenCribs queremos ayudarte y para ello te hemos preparado varias fábulas para entretenerte y colaborar contigo en la educación de tus hijos o alumnos. Junto con las fábulas, también, te traemos ejercicios de comprensión lectora y otras actividades que puedes realizarlas con los niños.
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Nombre del cuento: El oasis mágico
Hace mucho tiempo dos mujeres llamadas Azeneth y Jendayi vivían en Egipto, cerca de un oasis. Ese lugar era precioso, lleno de vegetación y de animales. Cada sábado lavaban su ropa mientras conversaban. Se convirtieron en íntimas amigas. Jendayi, generosa, amable y cariñosa mientras que Azeneth era un tanto envidiosa y mentirosa. A pesar de ello, Jendayi siempre creía que su amiga tenía un corazón grande y afectuoso.
Un sábado caminando hacia el rio Jendayi le dijo a su amiga: has observado que el este lugar no tiene la belleza de siempre. El agua no es transparente las plantas no son tan bonitas como antes incluso el único árbol que había no tiene hojas. Tampoco he visto ningún animal.
Azeneth respondió: es verdad parece que todo ha cambiado pero lavemos la ropa. Estaban hablando cuando de repente apareció un ser peculiar, era un niño con alas.
Asustadas Azeneth dijo a su amiga: vayámonos rápidamente de este lugar
Al día siguiente, las mujeres visitaron al sabio del pueblo, buscando respuestas a lo que vieron aquel sábado
«Perdone que le molestemos, pero este asunto es muy urgente señor».
El hombre, sin apartar su mirada del libro que estaba leyendo respondió:
«¿Podrían venir mañana? Es que hoy estoy un poco ocupado».
Azeneth enfurecida exclamó: » ¡Este es un asunto importantísimo, ayer vimos a un ser raro que emite una luz cerca del rio!
El sabio apartó su mirada del libro y preguntó ¡¿Qué tenía de peculiar esa criatura?! «. aunque estoy ocupado os atenderé esta tarde: Entonces el sabio sabio fijó su mirada en Azeneth y dijo: «Jovencita, usted tiene que aprender que cuando te hablan con respeto se responde con respeto.
Las mujeres salieron de aquel lugar y quedaron en volver a las cinco.
Y así lo hicieron. Nada más entrar el sabio dijo: He investigado mucho sobre lo que me dijisteis esta mañana y acorde con vuestras descripcion deduzco que es un-Angel de la Guarda. Para que un Ángel se presente hace falta que haya una mala persona que critique a su amiga y le tenga envidia.
Azeneth clavó su mirada al suelo y Jendayi dedujo que su amiga decía cosas malas de ella.
«¿Por qué me criticas Azeneth? Yo pensaba que éramos amigas».
«Es que lo tienes todo, una familia, gente que te quiere, etc».
«Eso no es motivo para que me critiques».
«Lo siento de todo corazón Jendayi».
Aceptó tus disculpas.
Cuando llegó el momento en el que las dos otra vez fueron a lavar la ropa, el oasis había recuperado su belleza anterior. Estaban hablando cuando el espíritu celeste se les volvió a aparecer y les dijo: «He logrado completar mi misión, de ahora en adelante la amistad y la lealtad entre vosotras, sin envidias, guíe vuestra relación. ¡Hasta pronto!».
El Ángel se despidió y se fue hacia una estrella brillante.
El vídeo del cuento
Ejercicio de comprensión lectora.
{Quiz}
Si lo prefieres, aquí te dejamos todas las preguntas para que lo imprimas y practiques en casa o en el cole.
1.- ¿Cómo se llamaba una de las mujeres?
A.- Jazenet
B.- Jendayi
C.- Jarisa
2.- ¿ Cómo se llamaba la otra mujer?
A.- Astylo
B.- Azuyi
C.- Azeneth
3.- ¿Dónde vivían?
A.- Paris
B.- Marruecos
C.- Egipto
4.- ¿Qué hacían cada sábado?
A.- Pasear
B.- Ir de fiesta
C.- Lavar la ropa
5.- ¿Qué le pasaba al árbol?
A.- Estaba florido
B.- Era muy grande
C.- No tenía hojas
6.- ¿Qué era el ser peculiar?
A.- Un alienígena
B.- Un gato salvaje
C.- Un ángel
Actividades.
1.- Adivina adivinanza:
Tengo agujas pero no sé coser, tengo números pero no sé leer, las horas te doy, ¿Sabes quién so
2.- Acertijo:
Blanca por dentro, verde por fuera. Si no sabes, espera. ¿Qué es?
Las soluciones al final de la página
Los oasis
Definimos un oasis como un sitio con vegetación y a veces con manantiales, que se encuentra aislado en los desiertos arenosos de África y Asia.
Durante un viaje por el desierto, pocas noticias son tan buenas como avistar un oasis entre las dunas. Tanto en la ficción del cine —o de los chistes— como en el mundo real, encontrar ese remanso de agua, rodeado de densos matorrales y altas palmeras, implica disponer del preciado líquido, y, si hay suerte, algún fruto o raíz comestible que llevarse a la boca.
Un oasis es una forma de paisaje poco común, una rareza que salpica los desiertos no polares. Por su extensión, puede ser desde una pequeña laguna con un par de palmeras, hasta una enorme superficie de agua, con abundante vegetación en la ribera, refugio de fauna, e incluso con asentamientos humanos y campos de cultivo.
La lluvia, y otras formas de precipitación escasean en los desiertos. De hecho, ese es el parámetro que define principalmente los desiertos. Las raras veces que llueve, el agua se filtra rápidamente entre la arena y las rocas y se pierde en el subsuelo. La poca agua que queda retenida en la superficie es evaporada rápidamente por el calor del suelo y la insolación.
Sin embargo, aunque haya poca precipitación, todo desierto tiene límites, y más allá de esos límites se encuentran zonas con otras tendencias climáticas, en las que puede llover o nevar. Donde se pueden llegar a formar ríos de enormes proporciones; el Nilo, por ejemplo, es uno de los ríos más grandes del mundo y es adyacente al desierto del Sahara, el segundo desierto más extenso del mundo, de los desiertos cálidos.
Estas masas de agua no solo existen en superficie. A través del subsuelo se pueden extender kilómetros de distancia, infiltrándose entre las capas de rocas, incluso bajo toneladas y toneladas de arena del desierto. Esta capa del subsuelo totalmente inundada es la capa freática.
En un momento determinado, se puede formar una hondonada lo suficientemente profunda como para que la capa freática quede expuesta al exterior. Se produce entonces un manantial, del que comienza a brotar el agua. Y allí, alimentada por esas aguas del subsuelo, se formará una laguna. Cuando esto sucede, las semillas de las plantas traídas por los vientos o por los animales, y mezcladas con la arena, pueden germinar y prosperar.
La mayor parte de los oasis que se forman representan pequeñas lagunas que perduran durante un corto período de tiempo, lo justo para que las plantas completen su ciclo vital y dispersen sus semillas al viento, antes de secarse por evaporación y transpiración, o de quedar sepultados bajo toneladas de arena. Algunos no llegan a tener agua emergida, y son solo evidentes por la presencia de la vegetación, que recoge el agua del subsuelo gracias a las raíces.
Sin embargo, cuando un oasis tiene suficiente vegetación, templa el ambiente gracias a la evapotranspiración, favoreciendo unas temperaturas más adecuadas. Como la superficie del oasis es más fría que la del desierto circundante, se generan unas corrientes de aire descendentes sobre el oasis, y ascendentes fuera de él. Este fenómeno reduce la presencia de aire caliente y seco a su alrededor, mientras ayuda a la expansión del oasis por desplazamiento de las dunas circundantes, y a la vez que aumenta la estabilidad atmosférica sobre el oasis, reduciendo la pérdida de agua y creando un microclima benigno.
Cuanto mayor es el oasis, mayor es este efecto de retroalimentación. Si el nivel freático está bien sostenido y el agua es lo suficientemente abundante, puede formar lagos de grandes dimensiones, que, gracias a la retroalimentación, se mantienen en equilibrio. Estos oasis pueden durar años, siglos o incluso milenios, y en algunos casos, tienen un topónimo propio.
Respuesta a la adivinanza: El reloj
Respuesta: la pera
