La leyenda de la araña

La leyenda de la araña (adaptación de una leyenda quechua)

2.6
(5)

Disfruta con la fábula «La leyenda de la araña«, una historia aleccionadora que te puede ayudar en tu vida. Si sigues leyendo está fábula encontraras, tal vez, una solución a lo que estás buscando.

¿Te has preguntado alguna vez cuando lees una fábula, leyenda o cuento en que te puede ayudar en tu vida?. Si dudas sigue leyendo está fábula encontraras, tal vez, una solución a lo que estás buscando.

No importa la edad que tengas; una fábula como una parábola te marca un camino que puedes seguir.

Desde BelenCribs queremos ayudarte y para ello te hemos preparado varias fábulas para entretenerte y colaborar contigo en la educación de tus hijos o alumnos. Junto con las fábulas, también, te traemos ejercicios de comprensión lectora y otras actividades que puedes realizarlas con los niños.

?️La leyenda de la araña

La princesa Uru, que era la heredera al trono del imperio inca, era una niña muy querida por todos.

Su padre, el curaca Kúntur, le había dado la mejor educación y la colmaba de mimos cada día.

Su padre le decía: –Cuando seas mayor serás la heredera de todo esto, hija mía, y serás justa y buena con tu pueblo.

Dada la importancia que tendría su cargo, el padre de la princesa Uru le comentaba: hija mía quiero que estés preparada para ser una buna gobernante te he escogido los mejores maestros que hay en el imperio.

Pero la princesa Uru no solo no era demasiado consciente de lo que significaba gobernar, sino que aborrecía los estudios y despreciaba todos los esfuerzos de su padre en torno a su aprendizaje.

La joven princesa solo disfrutaba poniéndose mil y un vestidos, y no hacía nada de provecho.

La princesa Uru tenía un carácter muy fuerte que poco tenía que ver con el delicado de su padre. Es más, si no conseguía todo aquello que se proponía, la princesa se enojaba tanto que no dudaba en hacerle la vida imposible a todo aquel que se cruzara en su camino.

Un día el papá de la princesa falleció, y Uru tuvo que asumir su puesto. Los primeros días la princesa parecía actuar de manera responsable, pero al poco tiempo la princesa se sentía muy aburrida de aquella vida.

Y así, una mañana, se dirigió a sus secretarios diciéndoles:

Nada de esto me importa… ¡Me aburro muchísimo! De los asuntos de estado tendrá que ocuparse otro porque esta vida no la soporto.

Todos sus consejeros intentaron por todos los medios que Uru entrase en razón, pero fue inútil, porque la princesa comenzó a malgastar de manera descarada todo el oro que había y también a tratar de forma muy injusta y malvada a su pueblo,

“¡Cómo osáis llevarme la contraria! ¡Soy la reina y tengo razón!”, decía enfurecida y llena de rabia cuando sus asistentes intentaban que entendiese el error de sus actos.

Entonces, fuera de sí, la reina Uru ordenó que apresaran a todos sus secretarios, nombrados por su padre, que los castigaran y los metieran en la cárcel.

A partir de ahora yo seré reina y secretaria, y nadie me dará órdenes ni consejos, pues soy yo la que sabe lo que tiene que hacer. ¡Mis órdenes serán mis deseos y el pueblo me obedecerá! – Gritaba Uru feliz y eufórica.

Y cuando la reina se aproximó a los prisioneros para azotarlos, su brazo se quedó completamente paralizado.

¡Qué sucede! ¡Qué está pasando! ¡No puedo mover mi brazo! – Gritaba ahora la reina Uru completamente asustada.

Todo el reino se quedó atónito y sin saber qué hacer cuando, de pronto, apareció una hada buena y le dijo:

–Has ido demasiado lejos. Tu pueblo no merece tu mal gobierno, por lo que voy a castigarte y a liberarles de tus desprecios y de tu mal proceder.

El hada despojó a Uru de toda su belleza y de todos sus poderes y caprichos, y la condenó a trabajar durante toda la eternidad.

Tras sus palabras el hada desapareció con gran estruendo dejando una estela de estrellas. Entonces pudo verse una pequeña e insignificante araña con el cuerpo muy oscuro y lleno de pelos…Era la princesa Uru que había sido convertida en un insecto.

¡Qué indignación sintió Uru cuando pudo darse cuenta! Pero ya nunca pudo quejarse, puesto que nadie escucha las cosas que tenga que decir una araña, y tuvo que limitarse a tejer y a tejer con tristeza su tela por su antiguo palacio…

?El vídeo de La leyenda de la araña

Colección especial de fábulas y cuentos infantiles
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Test de ortografía de La leyenda de la araña

 

1. i_perio

 
 

2. educaci_n

 
 

3. go_ernante

 
 

4. car_cter

 
 

5. conse_eros

 
 

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