Este cuento nos habla de la paciencia que han de tener los niños.
Desde BelenCribs queremos ayudarte y para ello te hemos preparado varias fábulas para entretenerte y colaborar contigo en la educación de tus hijos o alumnos. Junto con las fábulas, también, te traemos ejercicios de comprensión lectora y otras actividades que puedes realizarlas con los niños.
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Nombre del cuento: El jardín de la paciencia
Un día el abuelo Manuel llamó a sus nietos para que le ayudaran a plantar en el jardín unas semillas de flores.
Lo primero que necesitamos es preparar bien la tierra. Quitaremos las malas hierbas y removeremos la tierra para dejarla esponjosa.
¿Podemos plantar ya las semillas? ¡me gustaría ver las flores ya!
Paciencia, Luis. Primero debemos prepararemos el terreno. Eso es muy importante.
¿Y cuánto tiempo tenemos que esperar para plantar las semillas?
Cuando terminemos de preparar la tierra lo haremos juntos y no tardaremos mucho tiempo.
Al termina de preparar la tierra, plantaron las semillas y las regaron con cuidado. Pasaron unos días cuando Luis y Clara volvieron a preguntar.
¡Abuelo, aún no veo nada! ¿Estás seguro que las semillas eran buenas?
Sí, abuelo, ¿y si no crecen? ¿podíamos ver las semillas?
Tranquilos, niños. La naturaleza tiene su propio ritmo. Las flores no crecen de la noche a la mañana.
Los niños, aunque impacientes, trataron de esperar. Sin embargo, al cabo de una semana sin ver brotes, empezaron a perder la paciencia.
¡Esto es un aburrimiento! Nada está creciendo.
Sí, abuelo, ¿no podemos hacer algo para que crezcan más rápido?
El crecimiento de las plantas lleva tiempo. Continuaremos cuidando el jardín con paciencia. Pronto veremos los primeros brotes.
Pasaron dos semanas y una mañana, al salir al jardín, vieron pequeños brotes verdes asomando entre la tierra.
¡Por fin! ¡ya era hora!
¡Mira, abuelo, están creciendo!
Habéis visto que la paciencia ha dado frutos. La paciencia es una virtud que no solo se aplica en el jardín, sino en muchos aspectos de la vida.
Creo que entiendo. Si hubiéramos arrancado las plantas para ver si estaban creciendo, las habríamos dañado, ¿verdad?
Exactamente, Clara. La impaciencia puede arruinar cosas que están destinadas a ser hermosas.
Desde entonces, Luis y Clara aprendieron a ser más pacientes.
Moraleja: Los grandes logros llegan por la paciencia, esfuerzo, dedicación y, en muchos casos, también, con un trabajo de colaboración.
El vídeo
Ejercicio de comprensión lectora.
Ahora que has completado la lectura de “El joven rico” ahora puedes realizar este trivia que hemos preparado para probar tu comprensión lectora. ¡Vamos a ello!
{Quiz}
Si lo prefieres, aquí te dejamos todas las preguntas para que lo imprimas y practiques en casa o en el cole.
Actividades.
1.- ¿Cómo se llamaba el abuelo?
A.- Antonio
B.- Paco
C.- Manuel
2.- ¿Qué les pidió el abuelo a los nietos?
A.- Que jugaran
B.- Que le ayudaran
C.- Que estudiaran
3.- ¿Qué iban a hacer en el jardín?
A.- Plantar un árbol
B.- Plantar nueces
C.- Plantar semillas de flores
4.- ¿Qué era lo mas importante?
A.- Sembrar
B.- Preparar el terreno
C.- Preparar la semilla
5.- ¿Qué les decía el abuelo a los nietos?
A.- Que fueran buenos
B.- Que estudiaran
C.- Que fueran pacientes
6.- ¿Qué puede hacer la impaciencia?
A.- Arruinar cosas buenas
B.- Estropear la cosecha
C.- Impedir que crezcan
1.- Adivina adivinanza:
Alta como un palo, cabeza arriba y solo come hojas que están encima. ¿Qué es?
Respuesta: La jirafa.
2.- Acertijo
Y lo es, y lo es, y no me lo adivinas ni en un mes. ¿Qué es?
Las soluciones al final de página.
3.-Test de ortografía:
4.-Ahorcado:
Completa las siguientes palabras con la letra correcta. Si no la sabes, búscala en el cuento.
¿Qué nos enseña El jardín de la paciencia?
En el cuento vemos que el abuelo enseña a sus nietos la virtud de la paciencia, pero ¿Qué es la paciencia?
Podemos decir que la paciencia proviene de las palabras paz y ciencia y es: La capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.
Los avances tecnológicos, la facilidad en las comunicaciones, la permanente conectividad, el afán de producir, la necesidad de competir y otros factores más, han hecho que vivamos a un ritmo vertiginoso en el que reina la prisa y lo urgente, provocando un alejamiento del imprescindible valor de la paciencia.
Todo lo queremos para “ya”, no existe la mínima tolerancia ni siquiera al corto plazo, y cuando algo no sale como lo esperábamos brota la impaciencia, llegando muchas veces a los límites del irrespeto hacia los demás.
¿Cómo te puede ayudar: El jardín de la paciencia?
Paciencia significa tener autodominio cuando no puede controlar la manera de actuar de una persona o cuando las cosas no salen como se quiere. Ser paciente es ser sereno y tolerante frente a las dificultades.
Tener paciencia significa esperar, soportar sin alterarse una demora o una situación molesta. Paciencia es perseverancia, es esperar el tiempo que sea necesario para terminar algo. Además, es la capacidad para hacer trabajos minuciosos o pesados.
Reflexión sobre: El jardín de la paciencia
La paciencia, además de ser un valor, es una forma de vida en donde prima la serenidad y el autocontrol. Es fortaleza para aceptar con calma el dolor y las pruebas que la vida nos pone para el continuo crecimiento interno.
Cuando se vive con paciencia, las situaciones adversas no nos alteran, pues como principio fundamental sabemos que una acción desesperada en ese momento puede causar una consecuencia desfavorable o no solucionar nada. La persona paciente tiende a desarrollar la capacidad para ver con claridad el origen de los problemas y la mejor manera de solucionarlos. La paciencia nos lleva a afrontar la vida de una manera optimista, tranquila y siempre en busca de armonía.
Esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan ya que piensan que a las cosas que no dependen estrictamente de uno hay que darles tiempo.
No sobra decir entonces, que la paciencia no quiere decir pasividad.
Es necesario tener paciencia con todas las personas que nos relacionamos, pero, en primer lugar, con uno mismo.
Cuando se es paciente con los demás, aprendemos a desarrollar la óptica positiva, valorando en mayor proporción las cualidades que los defectos de los demás.
A lo largo del día, la vida pone a prueba nuestra paciencia; por ejemplo: un dolor físico o enfermedad leve, el excesivo calor o frío, el teléfono que no funciona o no deja de comunicar, el excesivo tráfico que nos hace llegar tarde a una cita importante, el olvido del material del trabajo, etc. Son las adversidades, quizá no muy trascendentales, que nos llevarían a reaccionar quizá con falta de paz. En esos pequeños sucesos se ha de poner la paciencia.
Podemos decir que la paciencia nos enseña a saber esperar, a hablar de manera adecuada en cada momento y a callar cuando es conveniente, así como a evitar roces, silenciar cotilleos ajenos y los dolores propios, porque las lamentaciones y penas ajenas nublan el día, entristecen el corazón y descontrolan la paz.