El conejito atrapado

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En esta cuento nos habla de la compasión.
Desde BelenCribs queremos ayudarte y para ello te hemos preparado varias fábulas para entretenerte y colaborar contigo en la educación de tus hijos o alumnos. Junto con las fábulas, también, te traemos ejercicios de comprensión lectora y otras actividades que puedes realizarlas con los niños.
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Nombre del cuento: El conejito atrapado

Un día cuando Daniel salió del colegio se fue a su casa situada a las afueras del pueblo. Cuando estaba cerca de un espeso matorral escuchó un sonido lastimero. Se acercó y encontró a un conejito atrapado entre unas ramas.

—¡Oh, pobrecito conejito! ¿Estás atrapado?

El conejito, con ojos llenos de miedo dijo: si, estas ramas me impiden caminar.

—No te preocupes, te voy a ayudar a liberarte.

Con mucha delicadeza, Daniel apartó las ramas que aprisionaban al conejito.

—Ahí tienes, ya estás libre. ¿Estás bien?

—Gracias, muchas gracias. Me llamo Copito. Pensé que nunca saldría de allí y que moriría. Tu me has liberado sin esperar nada a cambio.

—No podría dejarte ahí atrapado. Ahora eres libre para regresar a tu madriguera

—Gracias me iré corriendo porque mi mamá estará preocupada por mí. Como puedo agradecerte la compasión que has tenido conmigo.

—La compasión es algo muy importante, ¿sabes? Nos ayuda a conectarnos y a cuidar unos de otros.

—Sí, tienes razón Todos necesitamos ayuda alguna vez.

Esa noche, mientras cenaba con su familia, Daniel les contó su aventura.

—Hoy he aprendido a ser compasivo. Me he dado cuenta que ser compasivo no solo ayuda a los demás, sino que también nos hace sentir bien.

—Eso es muy cierto, hijo mío. Estoy orgullosa de ti.

Moraleja; La compasión es la capacidad de acompañar a los demás en su desamparo y de tomar en serio la realidad de nuestro prójimo.

El vídeo

 

Ejercicio de comprensión lectora.

Ahora que has completado la lectura de “El conejito atrapado” ahora puedes realizar este trivia que hemos preparado para probar tu comprensión lectora. ¡Vamos a ello!
{Quiz}
Si lo prefieres, aquí te dejamos todas las preguntas para que lo imprimas y practiques en casa o en el cole.

Actividades.

1.- ¿Dónde se encontraba el conejito atrapado?

A.- En una trampa

B.- En un pozo

C.- Entre unas ramas.

2.- ¿Cómo se llama el niño?

A.- Emilio

B.- Pedro

C.- Daniel

3.- ¿Qué le preguntó el niño al conejito?

A.- Que si tenía hambre

B.- Que si tenía familia

C.- Que si estaba atrapado

4.- ¿Cómo se llamaba el conejito?

A.- Campero

B.- Casquito

C.- Copito

5.- ¿Qué había tenido el niño con el consejito?

A.- Lastima

B.- Compasión

C.- Alegría

6.- ¿Qué le dijo su madre al niño?

A.- Que si quería cenar

B.- Que estaba orgullosa de él

C.- Que estudiara más

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1.- Adivina adivinanza:

Haciendo ruido ya vienen, haciendo ruido se van; y cuando mañana vuelvan, de igual manera se irán.

2.- Acertijo:

Tul y no es tela. Pan, pero no de mesa.

Las soluciones al final de página.

3.-Test de ortografía:

4.-Ahorcado:


Completa las siguientes palabras con la letra correcta. Si no la sabes, búscala en el cuento.

Colección especial de fábulas y cuentos infantiles
En BelenCribs encontrarás muchas fábulas, cuentos infantiles e historias dedicadas a los niños y a su formación en valores. Entra en las secciones y visita el cuento que más te guste. También podrás realizar las actividades que te hemos preparado:

¿Qué nos enseña: El conejito atrapado?

La compasión es la facultad de todo ser humano de sentirse cerca del otro, entenderlo y aliviar su dolor. Es el deseo profundo de liberar el sufrimiento que ata a las personas en su desarrollo y evolución.

Para lograrla, como primera acción debemos practicar la empatía, es decir, la capacidad de ponernos en el lugar de la otra persona. Cuanto más cerca estamos de alguien, más intentamos ayudarla.

El psicólogo, David Mc Clelland, de la Universidad de Harvard, mostró a un grupo de estudiantes una película sobre la Madre Teresa y su labor con los enfermos y los pobres de Calcuta. Los estudiantes confirmaron que la película había estimulado sus sentimientos de compasión.

El Dr. James House del Centro de Investigación de la Universidad de Michigan, comprobó que realizar labores de voluntariado con regularidad e interactuar con los demás en términos de benevolencia y compasión aumenta espectacularmente las expectativas de vida y la vitalidad en general. Además, contribuye a mantener la buena salud emocional porque ayudar a los demás induce la sensación de felicidad y serenidad.

¿Cómo te puede ayudar El conejito atrapado?

La compasión no debe quedarse en la empatía, sino ir más allá y procurar encontrar la fórmula que alivie el sentimiento que consume a la otra persona.

La compasión debe ser la raíz emocional del cuidado de los demás. Nos permite ser comprensivos y tolerantes ante distintas creencias y puntos de vista, nos hace conscientes del sufrimiento de los demás y nos permite simpatizar con ellos, sentir su sufrimiento como si fuera propio.

Generalmente los bebés suelen llorar cuando otros lloran y reírse cuando otros se ríen.

A los tres años de edad, muchos niños hacen el gesto de abrazar y consolar a otros niños cuando parecen estar molestos o tristes. A medida que crecen, la compasión puede guiar sus acciones y comportamientos en formas positivas. Ellos comprenden que al hacer algo malo, causan dolor y sufrimiento.

Hay que fomentar y hacer crecer esos valores en los niños haciéndolos reflexionar sobre lo que los demás sienten.

Los niños son los mejores ejemplos de la compasión en acción, pues suelen practicar actos de bondad y cuidado hacia otros sin esperar retribución por ello. Un ejemplo a admirar e imitar de esos pequeños grandes maestros.

Reflexión sobre El conejito atrapado

Sentimos compasión ante un niño pordiosero, ante un anciano enfermo, ante la noticia de un secuestro, ante la soledad de una esposa o de un esposo abandonado.
Sentimos compasión a todas las edades: el niño percibe cuándo sus abuelos o sus padres están tristes y busca consolarlos. El joven siente pena al ver sufrir a quienes ama, o a personas que encuentra por la calle. El adulto capta y participa en el dolor de otros, niños, jóvenes o adultos. El anciano acoge con gratitud la compasión que recibe, y sabe también ofrecer su cercanía a quienes sufren a su lado.
Nos damos cuenta de que la compasión no se limita a un sentimiento. Va mucho más adentro, porque permite unirnos y participar, de corazón a corazón, con el sufrimiento de alguien, cercano o lejano, que tiene nuestra misma humanidad, que necesita la ayuda del consuelo.
Podíamos decir que la compasión significa sufrir con el otro, participar en el dolor ajeno con el sentimiento y con una actitud del alma que nos lleva a acompañar, a consolar, a remediar los males de la persona hacia la que sentimos compasión.
Porque tenemos compasión, somos capaces de colocarnos en el lugar del otro y preguntarnos: ¿qué necesitaría, qué pediría yo si estuviese en esa situación? Si doy la respuesta justa, descubriré que tengo que ponerme a trabajar: el dolor físico o moral de alguien ha entrado en mi corazón y me impulsa a hacer algo para aliviar sus penas.
Los cristianos basan la compasión en el ejemplo de Jesucristo, a quien ven lleno de ternura y de cariño hacia los enfermos, los pobres, los pecadores. Cristo mismo enseñó cómo vivir esta virtud con una parábola magnífica, la del Buen Samaritano, que encontramos en el capítulo 10 del evangelio de san Lucas.

Respuesta a la adivinanza: Las olas.

Respuesta al acertijo: El tulipán.

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