En este cuento aprenderás a ser paciente sabiendo que la paciencia es una virtud que implica constancia, perseverancia y dominio propio.
Desde BelenCribs queremos ayudarte y para ello te hemos preparado varias para entretenerte y colaborar contigo en la educación de tus hijos o alumnos. Junto con las fábulas, también, te traemos ejercicios de comprensión lectora y otras actividades que puedes realizarlas con los niños.
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El jardín de la paciencia.
Un día el abuelo Manuel llamó a sus nietos para que le ayudaran a plantar en el jardín unas semillas de flores.
Abuelo: Lo primero que necesitamos es preparar bien la tierra. Quitaremos las malas hierbas y removeremos la tierra para dejarla esponjosa.
Luis: (interrumpiendo) ¿Podemos plantar ya las semillas? ¡me gustaría ver las flores ya!
Abuelo: Paciencia, Luis. Primero debemos prepararemos el terreno. Eso es muy importante.
Clara: (con impaciencia) ¿Y cuánto tiempo tenemos que esperar para plantar las semillas?
Abuelo: Cuando terminemos de preparar la tierra lo haremos juntos y no tardaremos mucho tiempo.
Al termina de preparar la tierra, plantaron las semillas y las regaron con cuidado. Pasaron unos días cuando Luis y Clara volvieron a preguntar.
Luis: (frustrado) ¡Abuelo, aún no veo nada! ¿Estás seguro que las semillas eran buenas?
Clara: Sí, abuelo, ¿y si no crecen? ¿podíamos ver las semillas?
Abuelo: Tranquilos, niños. La naturaleza tiene su propio ritmo. Las flores no crecen de la noche a la mañana.
Los niños, aunque impacientes, trataron de esperar. Sin embargo, al cabo de una semana sin ver brotes, empezaron a perder la paciencia.
Luis: (enojado) ¡Esto es un aburrimiento! Nada está creciendo.
Clara: Sí, abuelo, ¿no podemos hacer algo para que crezcan más rápido?
Abuelo El crecimiento de las plantas lleva tiempo. Continuaremos cuidando el jardín con paciencia. Pronto veremos los primeros brotes.
Pasaron dos semanas y una mañana, al salir al jardín, vieron pequeños brotes verdes asomando entre la tierra.
Luis: (con alegría) ¡Por fin! ¡ya era hora!
Clara: (emocionada) ¡Mira, abuela, están creciendo!
Abuelo habéis visto que la paciencia ha dado frutos. La paciencia es una virtud que no solo se aplica en el jardín, sino en muchos aspectos de la vida.
Clara: (reflexionando) Creo que entiendo. Si hubiéramos arrancado las plantas para ver si estaban creciendo, las habríamos dañado, ¿verdad?
Abuelo: Exactamente, Clara. La impaciencia puede arruinar cosas que están destinadas a ser hermosas.
Desde entonces, Luis y Clara aprendieron a ser más pacientes.
Moraleja: Los grandes logros llegan por la paciencia, esfuerzo, dedicación y, en muchos casos, también, con un trabajo de colaboración.
El vídeo
Ejercicio de comprensión lectora.
Ahora que has completado la lectura de “El jardín de la paciencia” ahora puedes realizar este trivia que hemos preparado para probar tu comprensión lectora. ¡Vamos a ello!
{Quiz}
Si lo prefieres, aquí te dejamos todas las preguntas para que lo imprimas y practiques en casa o en el cole.
Actividades.
1.- ¿Qué querían plantar?
A.- Lechugas
B.- Rábanos
C.- Flores
2.- ¿Cómo se llamaba el abuelo?
A.- Matías
B.- Modesto
C.- Manuel
3.- ¿Cómo se llama la nieta?
A.- Concha
B.- Clara
C.- Carmen
4.- ¿Como se llama el nieto?
A.- Manuel
B.- Patricio
C.- Luis
5.- ¿Qué dice el nieto?
A.- Que es muy bonito
B.- Que tiene gracia
C.- Que es un aburrimiento
6.- ¿Qué pregunta la nieta?
A.- Si tiran de las plantas
B.- Si pueden hacer algo para que crezcan las plantas
C.- Si pueden echar más tierra
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1.- Adivina adivinanza:
Tengo el nombre de una niña, crezco en el fondo del mar y en la arena de la playa tú me puedes encontrar.
2.- Acertijo:
En mí se mueren los ríos, y por mí los barcos van, muy breve es el nombre mío, tres letras tiene, no más.
Las soluciones al final de página.
3.-Test de ortografía:
4.-Ahorcado:
Completa las siguientes palabras con la letra correcta. Si no la sabes, búscala en el cuento.
¿Qué nos enseña El jardín de la paciencia?
Los avances tecnológicos, la facilidad en las comunicaciones, la permanente conectividad, el afán de producir, la necesidad de competir y otros factores más, han hecho que vivamos a un ritmo vertiginoso en el que reina la prisa y lo urgente, provocando un alejamiento del imprescindible valor de la paciencia.
La paciencia es una de las virtudes más valiosas de la vida cristiana. Implica constancia, perseverancia y dominio propio; es la actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades con fortaleza, templanza y firmeza. También incluye una dosis de serenidad en medio de la dificultad.
Así que la paciencia no es una simple espera pasiva o una gentil tolerancia. No es sinónimo de pasividad, insensibilidad o indolencia. La paciencia no es reactiva ni pasiva, es proactiva y a la vez expectante. Es fuerza concentrada, y no un simple esperar cual estoico. Tiene que ver con cómo nos comportamos y qué actitud asumimos mientras esperamos. La paciencia no es sólo la capacidad de esperar, sino la habilidad de mantener una buena actitud mientras esperamos. La paciencia pone de manifiesto la capacidad de la persona para aguardar sin perturbarse, ni llenarse de ansiedad; la capacidad de tolerar una circunstancia sin alterarse y perder la calma.
En la palabra de Dios, la paciencia es la perseverancia hacia una meta, perseverancia ante las pruebas, o una expectante espera por el cumplimiento de una promesa.
¿Cómo te puede ayudar El jardín de la paciencia?
Todo lo queremos para “ya”, no existe la mínima tolerancia ni siquiera al corto plazo, y cuando algo no sale como lo esperábamos brota la impaciencia, llegando muchas veces a los límites del irrespeto hacia los demás.
Por tanto, la paciencia significa tener autodominio cuando no puede controlar la manera de actuar de una persona o cuando las cosas no salen como se quiere. Ser paciente es ser sereno y tolerante frente a las dificultades.
Tener paciencia significa esperar, soportar sin alterarse una demora o una situación molesta. Paciencia es perseverancia, es esperar el tiempo que sea necesario para terminar algo. Además, es la capacidad para hacer trabajos minuciosos o pesados.
Reflexión sobre El jardín de la paciencia
La paciencia, además de ser un valor, es una forma de vida en donde prima la serenidad y el autocontrol. Es fortaleza para aceptar con calma el dolor y las pruebas que la vida nos pone para el continuo crecimiento interno.
Cuando se vive con paciencia, las situaciones adversas no nos alteran, pues como principio fundamental sabemos que una acción desesperada en ese momento puede causar una consecuencia desfavorable o no solucionar nada. La persona paciente tiende a desarrollar la capacidad para ver con claridad el origen de los problemas y la mejor manera de solucionarlos. La paciencia nos lleva a afrontar la vida de una manera optimista, tranquila y siempre en busca de armonía.
Las personas que tienen paciencia sabe esperar con calma a que las cosas sucedan ya que piensan que a las cosas que no dependen estrictamente de uno hay que darles tiempo.
No sobra decir entonces, que la paciencia no tiene ninguna relación con la indiferencia ni con la pasividad.
A lo largo del día, la vida pone a prueba nuestra paciencia; por ejemplo: un dolor físico o enfermedad leve, el excesivo calor o frío, el teléfono que no funciona o no deja de comunicar, el excesivo tráfico que nos hace llegar tarde a una cita importante, el olvido del material del trabajo, etc. Son las adversidades, quizá no muy trascendentales, que nos llevarían a reaccionar quizá con falta de paz. En esos pequeños sucesos se ha de poner la paciencia.
Igualmente, la paciencia también nos lleva a desarrollar otros valores como la tolerancia, el respeto y la sana convivencia.La práctica de todos ellos nos trae increíbles beneficios para la salud mental y física, pues cada vez que sentimos un enfado, ira, ansiedad exagerada o sobresalto, el corazón se ve realmente afectado. La paciencia nos da esa tranquilidad interior para tolerar las situaciones, evitando así problemas físicos y mentales.
Respuesta a la adivinanza: La concha.
Respuesta al acertijo: El mar.