El joven rico. Parábola

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La parábola de El joven rico, nos ayuda a comprender que los bienes materiales nos pueden impedir ver con claridad lo que Dios quiere de cada uno de nosotros. Difruta de esta parábola aleccionadora que te puede ayudar en tu vida. Si sigues leyendo está fábula encontraras, tal vez, una solución a lo que estás buscando.

Desde BelenCribs queremos ayudarte y para ello te hemos preparado varias fábulas para entretenerte y colaborar contigo en la educación de tus hijos o alumnos. Junto con las fábulas, también, te traemos ejercicios de comprensión lectora y otras actividades que puedes realizarlas con los niños.
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El joven rico. Parábola

Cuando Jesús salía para ponerse en camino vino uno corriendo a su encuentro y arrodillándose ante él, le preguntó:

«Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?»

Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre».

Él, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud».

Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme».

Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes.

Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!»
Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras.

Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios».

Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: «Y ¿quién se podrá salvar?»

Jesús, mirándolos fijamente, dice: «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios».

Moraleja: Dios nos pide que le sigamos.

El vídeo de El joven rico. Parábola

 

 

Ejercicio de comprensión lectora.

Ahora que has completado la lectura de “El joven rico” ahora puedes realizar este trivia que hemos preparado para probar tu comprensión lectora. ¡Vamos a ello!
{Quiz}
Si lo prefieres, aquí te dejamos todas las preguntas para que lo imprimas y practiques en casa o en el cole.

1.- ¿Quién vino al encuentro de Jesús?
A.- Una mujer
B.- Un centurión
C.- Un joven
2.- ¿Cómo vino?
A.- Lentamente
B.- Corriendo
C.- Saltando
3.- ¿Qué le preguntó a Jesús?
A.- Que hacer para tener en herencia vida eterna
B.- Que hacer para tener mas riqueza
C.- Que hacer para ir a Jerusalén
4.- ¿Cómo le llamó a Jesús?
A.- Maestro sabio
B.- Maestro
C.- Maestro bueno
5.- ¿Qué le dijo Jesús?
A.- Que fuera bueno
B.- Que cumpliera los mandamientos
C.- Que no dejara de rezar
6.- ¿Cómo se marchó el joven?
A.- Contento
B.- Serio
C.- Entristecido
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Actividades.

1.- Adivina adivinanza:

  1. Me llegan las cartas y no sé leer y, aunque me las trago, no mancho el papel. ¿Qué es?
  2. 2.- Acertijo:

En tus manos limpio, en tus ventanas sucio. Si sucio, me ponen limpio, y si limpio, me ponen sucio. ¿Qué es?

Las soluciones al final de página.

3.-Test de ortografía:

4.-Ahorcado:


Completa las siguientes palabras con la letra correcta. Si no la sabes, búscala en el cuento.

Colección especial de fábulas y cuentos infantiles
En BelenCribs encontrarás muchas fábulas, cuentos infantiles e historias dedicadas a los niños y a su formación en valores. Entra en las secciones y visita el cuento que más te guste. También podrás realizar las actividades que te hemos preparado:

¿Qué nos enseña El joven rico. Parábola

Las parábolas al igual que las fábulas nos dan una enseñanza para nuestra vida. En el joven rico el Señor nos dice que los bienes materiales o riquezas no nos enturbien la mente

El joven rico, nunca había visto tanta coherencia entre palabras y obras, tanto amor predicado y practicado como lo hacía Jesús. Tenía que hablar con él, pero se le acababan las oportunidades, porque no sabía si alguna otra vez lo tendría tan cerca. Así que, cuando vio que Jesús «salía para ponerse en camino, vino corriendo y se arrodilló delante de él»

Se trataba de un joven distinguido, que era rico. Por sus palabras y actitudes podemos intuir, además, que estaba a la búsqueda del amor que diera sentido a todo lo que hacía. No es usual que alguien rico y distinguido se postre delante de otra persona. Pero la sed existencial que le consumía era tan abrasadora, que le importaban muy poco las formas o lo que otros pudieran pensar de él. Necesitaba una respuesta satisfactoria a la pregunta de su vida: «Maestro bueno, ¿qué puedo hacer para heredar la vida eterna?»

¿Cómo te puede ayudar El joven rico. Parábola?

Y entonces «Jesús fijó en él su mirada y quedó prendado de él». Su corazón ardía por hacer suya esa alma. Reconoció su deseo de plenitud y la inquietud que le había llevado a postrarse delante de él. No era una mirada cualquiera: era la del enamorado dispuesto a dar la propia vida por la otra persona. Por eso los ojos de Jesús cambiarían la existencia de ese joven para siempre, pues se supo amado infinitamente.

«Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Luego, ven y sígueme». Se trata de un cambio radical de perspectiva. No es cuestión de pensar en cómo merecer la eternidad, sino de imitar al Señor viviendo sin ataduras en la tierra. «Es la llamada a una mayor madurez, a pasar de los preceptos observados para obtener recompensas al amor gratuito y total.

Reflexión sobre El joven rico. Parábola

Jesús le pide que deje todo lo que lastra el corazón y obstaculiza el amor. Lo que Jesús propone no es tanto un hombre despojado de todo sino un hombre libre y rico en relaciones. Si el corazón está abarrotado de posesiones, el Señor y el prójimo se convierten solo en una cosa entre otras. Nuestro tener demasiado y querer demasiado sofocan nuestro corazón y nos hacen infelices e incapaces de amar».

El Maestro no añadió nada más: simplemente le tendió la mano para que se levantara y se fuera con él. No le explicó a dónde, ni por cuánto tiempo. Solo le dijo «sígueme». Le pidió que confiara en él, que entendiera que es eso lo único que cuenta.

Aquel joven se marchó triste. Si lo hubiera vuelto la cabeza, se habría dado cuenta de que Jesús lo miraba hasta el último instante, hasta el momento en que el camino viraba y se perdía de su vista. Como pasa en muchas películas, el espectador conserva la esperanza de que volverá corriendo, de que abrazará a Jesús, de que se dará cuenta de que «lo que se necesita para conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado».

Respuesta a la adivinanza: El buzón

Respuesta al acertijo: El pañuelo

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